Sin tecnología, no hay empresa

Sin tecnología, no hay empresa
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¿Se imagina cómo sería una oficina si no existiera el teléfono para contactar con los clientes o no hubiera un ordenador para digitalizar datos? Hoy en día, es impensable que las empresas no estén actualizadas tecnológicamente.

Así lo afirma el Instituto Nacional de Estadística (INE) en una encuesta sobre el uso de las TIC y el comercio electrónico, donde el uso de ordenadores está extendido en el 99,2% de las empresas españolas y el 95,3% tienen implantada la telefonía móvil.

Las pymes deben subirse al carro de los avances tecnológicos que exige la Sociedad de la Información ya no solo para mejorar su productividad y competitividad, sino para asegurarse la supervivencia. Las TIC permiten a la empresa crecer y obtener una mejor posición en el mercado, sacar el máximo provecho a las posibilidades que ofrece el mundo digital y readaptar los procesos de negocio tradicionales. La digitalización de la empresa mejora el trabajo en equipo, así como la flexibilidad en tiempo y espacio.

Sin embargo, bien es sabido que la tecnología se vuelve obsoleta en un corto periodo de tiempo, por lo que muchas empresas no se decantan en invertir grandes sumas de dinero para renovar su parque tecnológico. Para hacer frente a este problema, surge un nuevo término. Se trata del llamado “renting” y consiste, básicamente, en un alquiler por el cual el arrendatario se compromete a pagar una renta fija periódica durante el plazo de vigencia del contrato por el uso de bienes de equipo. La compañía de renting, además incluye otros servicios, como un seguro o el mantenimiento informático.

Esta iniciativa se consolida en España, con un crecimiento interanual del 48,2%, según un informe de la Asociación Española de Leasing y Renting (AELR). Esto puede deberse a las numeras ventajas económicas y fiscales que ofrece: la empresa puede renovarse tecnológicamente sin comprometer su capital, se reducen los gastos administrativos asociados al control de los servicios, además de la posibilidad de que los pagos puedan ser deducibles del Impuesto de Sociedades; entre otras.

Así pues, ya sea comprada o arrendada, hagamos de la tecnología nuestra mejor aliada, interioricemos los avances y busquemos aquellas utilidades que nos permitan optimizar resultados. Porque, como dijo Stephen Hawking: “la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.

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