La importancia de la protección de datos
El art. 18 de la Constitución Española reconoce el derecho a la intimidad como fundamental para cualquier ciudadano. Este concepto incluye toda aquella información relativa a la vida privada del individuo: nombre, edad, profesión, contacto, hábitos, religión, así como las preferencias ideológicas y sexuales, entre otras.
En la actual era digital, los datos personales de los ciudadanos se encuentran en cientos de ficheros, ya sea de empresas o instituciones. Debe haber, por tanto, una regulación en este ámbito, que garantice la protección de la información personal.
La Ley Orgánica 15/1999, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), tiene como objeto “garantizar y proteger, en lo que concierne al tratamiento de los datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor e intimidad personal y familiar”, como bien aparece recogido en su artículo primero.
La LOPD determina dos roles básicos: el responsable del fichero y el encargado del tratamiento, que corresponden a la empresa o institución que decida sobre la finalidad de los datos, en el primer caso, y a aquella que trate esos datos por cuenta del responsable, en el segundo caso. Estas figuras deben cumplir rigurosamente las obligaciones estipuladas por el reglamento. La ley, además, establece tres niveles de seguridad: básico (ficheros con datos personales), medio (información relativa a los bancos, Hacienda, Seguridad Social o Telecomunicaciones) y alto (datos policiales, ideología, salud).
El órgano administrativo encargado velar por el cumplimiento de la LOPD, es la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), a la cual puede acudir cualquier ciudadano en busca de tutela, ya que actúa de manera independiente a las Administraciones Públicas. Asimismo, en ese afán de proteger los derechos de los individuos, establece una serie de sanciones para los que incumplan la normativa de protección de datos. Las multas van desde 900 euros para las más leves, hasta los 600.000 euros para las infracciones muy graves.
Todas las empresas, por muy pequeñas que sean, deben aplicar la LOPD. La adaptación de la ley a su rutina de trabajo no solo evita las multas de la AEPD, sino que puede reportar diversos beneficios, entre ellos: ofrecer una imagen seria y actualizada que muestre la calidad de la empresa, proteger el activo más valioso (el cliente), así como una optimización de recursos, ya que la estandarización en el tratamiento de datos permite un control más eficaz y una mejora en la gestión documental.
Deja un comentario